II Concurso de Archivos históricos de empresas - Iniciativa de Archivos - Fundación Williams y Fundación Bunge y Born.

miércoles, 25 de julio de 2012

Un PUEBLO INDUSTRIAL inglés



jueves, 19 de julio de 2012

Entrar en Liebig es meterse en la historia de nuestra zona


Expresó el senador Oscar Arlettaz al conocer la promulgación por parte del Ejecutivo Provincial de la ley n° 10147, que declara: Patrimonio Histórico Cultural de la Provincia de Entre Ríos a Pueblo Liebig.
Elogió la actitud del Gobernador Urribarri que promulgó la ley penas salió de la legislatura y lamentó que haya estado tanto tiempo parada en Diputados. Reveló que miembros de la actual composición de la Cámara Baja dialogron con él, por ser autor del proyecto y en orden a la importancia, lo trataron de inmediato.

En un momento se pensó en demoler parte de la fábrica pero hubo vecinos que se opusieron a desguazar un lugar con tanta historia. El legislador lanzó su voz de alerta porque los terrenos pertenecientes a la firma Liebig, pasaron a formar parte del ex Frigorífico Colón SA y se llegó incluso a pensar en la demolición de algunos lugares característicos, cuando la comunidad de Liebig para superar su estancamiento económico, promovió el turismo hacia la zona. Se planteó el objetivo de preservar, para el desarrollo y sustento de todos los que allí viven.
El autor de la ley relató que el origen de la iniciativa es particular y tiene su raíz en la perspectiva de los vecinos. Se trata de una zona particularísima que tiene su origen con la fundación de un saladero y puerto, donde venían desde Inglaterra los veleros a llevarse carne de nuestras tierras. De hecho, los adoquines que conforman las calles del pueblo venían como lastre, en las sentinas de los barcos que eran llenadas con esos elementos.
Más de cien años atrás, se fue generando una fisonomía alrededor de la actividad generada por los capitales de origen inglés. Cuando se retiran los capitales originarios, la planta es comprada y continua bajo otra denominación. Hoy se vuelve a habilitar una industria en la zona gracias a la intervención del gobierno entrerriano y el de la Nación”, explicaron.

“Más allá de contar con nuevos emprendimientos, hay que preservar lo que está, ya que cuando se deja de lado la industria originaria en Liebig, el pueblo queda desamparado”, dijo Arlettaz. El legislador dijo que a la hora de impulsar el proyecto se tuvo en cuenta lo que sucede en muchos lugares del mundo, donde el patrimonio histórico característico y único, es preservado para deleite de las generaciones presentes y futuras.
Recordó que cuando se pensó en demoler parte de la fábrica, hubo vecinos que se opusieron poniendo alrededor su propia humanidad, para evitar el desmantelamiento de algo que es emblemático. “Llegar a Liebig desde el río y observar la imponente chimenea es algo único, que golpea el corazón”, enfatizó.

Arlettaz dijo que además de ser algo único, es un lugar conocido en todo el mundo por aquellos que se dedican a historiar el desarrollo de la industria cárnica. Si se describe su funcionamiento se puede inferir lo imponente de este lugar. Llegaba la hacienda pesada por tren desde Corrientes a un lugar ubicado a unos siete kilómetros y desde allí había arreo hasta los corrales de descanso. Se faenaban 1500 animales pesados por día.
Liebig es un pueblo inglés”, contó, armado de una manera rara por la mente imperialista de quienes lo habitaron. Arlettaz explicó que se construyeron las viviendas con los frentes hacia el pulmón de manzana, lo que está relacionado con el pensamiento colonialista. Sus constructores lo hicieron con un concepto defensivo, como hubo pueblos de este tipo a lo largo del planeta, como por ejemplo algunos lugares de África o la India.

No ocultó su satisfacción por la promulgación del proyecto que estuvo mucho tiempo parado en la Cámara de Diputados. “Esto significa que no se va a destruir este patrimonio cultural y arquitectónico importantísimo”, agregó.
Liebig se encuentra sobre el río Uruguay a ocho kilómetros de la ruta 14, en el departamento Colón, lo que lo coloca a tres horas de la Capital Federal, potencial mercado de varios millones de potenciales turistas.
En 2009 se aprobó por unanimidad y sobre tablas el proyecto, pero después quedó en Diputados. Hace algún tiempo le pedí a los diputados de la actual conformación que lo trataran, lo que hicieron y el gobernador de inmediato la promulgó a la ley.
Resaltó que gracias a esto los habitantes del pueblo cuentan con una norma legal respaldatoria que les permitirá preservar espacios de características únicas y poder ver lo que allí aconteció a partir de los vestigios.


http://www.senadoer.gov.ar/prensa/nota.php?id=2340

jueves, 19 de julio de 2012

LIEBIG, patrimonio histórico cultural

Miercoles 18 de Julio de 2012

Ley n° 10147 promulgada


Pueblo Liebig es patrimonio histórico y cultural de Entre Ríos, puesto que el gobernador Sergio Urribarri promulgó la ley sancionada por la legislatura provincial, cuyo fin es preservar el valor arquitectónico y urbanístico.
Liebig es un poblado fundado en 1863 que surge por la actividad comercial de la Inglaterra Victoriana. En aquella época se erigieron construcciones, hoy históricas que es necesario preservar en su casco urbano, al igual que la legendaria chimenea del frigorífico que más de una vez se intentó desmantelar, pero no fue posible por la resistencia de los vecinos.

Ahora todas esas construcciones mantendrán su impronta original a partir de la ley 10147 que fue aprobada en la legislatura y promulgada por el Poder Ejecutivo provincial. La normativa señala que están comprendidas en la declaración todas las construcciones existentes en el radio urbano de dicha localidad, predio deportivo, balneario, casas habitaciones, instalaciones, mobiliario, sean privadas o no, y edificaciones que “serán considerados Lugar Histórico Cultural de Entre Ríos y quedarán sujetos al régimen de Monumento Histórico Provincial”.

Respecto a los bienes patrimoniales, queda prohibida toda destrucción, modificación, reforma, ampliación, refacción, refuncionalización o intervención que afecte las edificaciones protegidas, tanto en su estructura arquitectónica como morfológica, “sin contar con la previa y expresa autorización del Área Patrimonio Cultural y Ambiental de la Subsecretaría de Cultura o la entidad que en el futuro la sustituya”.

Tampoco podrán ser cambiados de destino los edificios sin contar con la autorización precedente. Cualquier intervención que deba realizarse sobre ellos y que se vincule a alguna de las actividades enumeradas deberá contar con el asesoramiento técnico especializado y pertinente, debiendo para ello el Poder Ejecutivo provincial proveer personal idóneo para cumplir con la finalidad proteccionista. Por otra parte, se precisa que la administración, uso y gestión de los bienes afectados que pertenezcan al dominio público, quedará confiada a la junta de gobierno de Pueblo Liebig o autoridad que la sustituya en el futuro, quien ajustará su utilización a las limitaciones emergentes de declaración. Por último, se prevén sanciones económicas para quienes intenten algún tipo de agresión, deterioro o destrucción de estas propiedades.

Fundamentos

También se hizo hincapié en que Pueblo Liebig fue definiendo como su principal producto turístico su patrimonio arquitectónico-urbanístico, que se busca preservar de su destrucción.

Detalles urbanísticos


La iniciativa fue presentada por el senador provincial Oscar Arlettaz, quien, entre otros conceptos, en los fundamentos mencionó que Pueblo Liebig, “poblado fundado en 1863, surge como consecuencia de una actividad comercial de la Inglaterra Victoriana y es un ejemplo característico, que debe preservarse por su valor arquitectónico y urbanístico y como muestra del poderío económico del imperio británico en el mundo. Estos terrenos pertenecientes a la firma Liebig, luego pasaron a formar parte del ex Frigorífico Colón SA hoy abandonado y desmantelado”.
Además, se indicó que Pueblo Liebig fue la primera localidad en contar con agua corriente, luz eléctrica, hielo y sanitarios adecuados.
En el trazado del pueblo se distinguen los distintos sectores que lo componen, bien diferenciados: la fábrica, el barrio de obreros y personal jerárquico. A su vez ésta diferenciación se deduce por la forma de agrupación de viviendas, tipos de acceso y detalles arquitectónicos. Las características de ésta arquitectura no tiene antecedentes locales, responde a exclusivamente a tipologías de uso en Inglaterra, destacándose la excelente técnica constructiva.
En cuanto al esquema de organización del pueblo, los ejes de cada barrio forman un ángulo en cuyo vértice se encuentran las instalaciones industriales. De la administración y la fábrica partía la manga para acceso de animales, que atravesaba todo el núcleo urbano. A la vez formaba una barrera de separación entre los barrios: el pueblito y los chalets. En el pueblito residían capataces, obreros y demás personal
administrativo. Allí estaba la escuela, el club Liebig y el establecimiento comercial, un gran edificio que servía de proveeduría, estafeta y sitio de reunión.
Las viviendas responden a tipologías muy simples, de largos frentes con zaguanes que eran acceso a dos de ellas, el que era macado por un arco de medio punto que desembocaba en el patio, espacio común para todos, aunque se delimitaba cada propiedad por una cerca.
Otros edificios destacables son la Biblioteca, el Lawn tennis, la Oficina de Correos. Sobresale el edificio el Mess, amplio y equipado para personal jerárquico sin familia y visitantes, y la suntuosa casa de visitas para los patrones de Europa.
En cuanto a materialización se observan excelentes mamposterías de ladrillos, estructuras de hierro y cubiertas de chapa de vistosas resoluciones con un elemento importante, las chimeneas. Las carpinterías en general son de madera y las galerías cerradas con tejido metálico.



jueves, 14 de junio de 2012

MEMORIAS OBRERAS, a modo de introducción:


         
          El trabajo industrial y la producción de la carne han dejado la marca del progreso social colectivo en Pueblo Liebig, Entre Ríos, Argentina; así como el extracto de carne marca Liebig, la lata de corned beef  Fray Bentos y los caldos Oxo, se convirtieron en populares productos alimenticios infaltables en la mesa familiar europea, en hospitales y en la trinchera del soldado, desde las guerras mundiales hasta nuestros días.

* Why it is worth preserving the industrial heritage:
The Liebig beef processing company towns.
World Wide: Argentina. n° 43, 2008. Bulletin TICCIH

 
Aviso publicidad:
Primer Centenario en el Río de la Plata
 15 septiembre - 15 noviembre, 1965
colección archivo marca LIEBIG
             
La Compañía Liebig’s Extract of Meat  Co. Ltd. se instaló en 3 países de Sudamérica: Uruguay, Argentina y Paraguay, a fines del s. XIX y principios del s. XX para construir tres fábricas junto a los ríos y con puertos por donde entrar los insumos y sacar productos. Inició la producción en 1865, en Fray Bentos, Uruguay y se expandió en 1903 a Entre Ríos,  donde ya existía el Saladero Colón de Apolinario Benítez (1863) y de Juan O’Connor (1871). Con la compra del campo Santa María, 7.500 hectáreas entre el arroyo Caraballo y Perucho Verne, comenzó la transformación edilicia en una moderna planta de carne en conserva.
Territorialmente consolidó un pueblo industrial, conjunto unitario que incluía las áreas de trabajo, las viviendas de trabajadores y empleados y los espacios para recreación. El pueblo con 220 casas estaba dividido en dos sectores por la manga, corredor por donde se introducía el ganado a la fábrica. Al sur vivían los obreros, en casas iguales con zaguanes comunes y ventanas verticales, formando tiras paralelas, dos corralones y habitaciones para solteros. Al norte, los empleados jerárquicos vivían, a modo de ciudad jardín, en cuatro modelos tipológicos de chalets. Escuela y biblioteca; salón de fiestas, cine y boliche; cancha de golf, tenis y club de fútbol completaban las comodidades para el trabajador.      
La fábrica conservera ubicada sobre una alta barranca en la orilla izquierda del río Uruguay, fue planificada para una faena diaria de 1400 vacunos, en 4 turnos de trabajo. Todo se hacía allí y nada se desaprovechaba, en perfecta organización del trabajo.
                                                                                          
El patrimonio industrial vale si se preserva
Desde el fin productivo en La Liebig, a principios de los años ’80, su patrimonio es una historia de despojos. Se perdió el trabajo y se fueron miles de obreros. La fábrica empieza a verse como una ruina y el pueblo asume una imagen fantasmal. Sin perder su encanto, para quien allí vive o allí trabajó, nuevos habitantes comenzaron a afincarse y otros empezaron a llegar para conocer la historia y el patrimonio industrial.
La fábrica y el pueblo son una página de historia para aprender a escuchar las voces que emanan de sus paredes y protagonistas. Historia y patrimonio son  herramientas, no para mirar siempre atrás sino para poder construir un futuro mejor y más digno.  

Memorias Obreras
Los trabajadores de la carne en los nuevos espacios, contenedores de modernas máquinas, fueron la fuerza productora, capaz de transformar VACAS en ALIMENTOS. 
Las memorias obreras de La Liebig comenzaron en la gran planta de producción, donde vacas, hombres y mujeres, también niños; y máquinas se concentraron en torno al fuego y sabor de una gigantesca cocina, para dar de comer al mundo entero.
Una historia en común, de sudores- olores- gritos- esfuerzos- sueños, que no puede perderse bajo la topadora de la desidia, pues las paredes de La Fábrica son la vida misma del pueblo industrial: una identidad social y cultural del trabajo de la CARNE.

Adriana Ortea

* Memorias Obreras de La Liebig. Patrimonio Industrial Alimentario de la producción y el trabajo de la carne. Fragmento de: INTRODUCCIÓN  y Capítulo I
Editorial Académica Española. ISBN: 978-3-8484-5505-8

www.morebooks.de/store/es/book/memorias-obreras-de-la-liebig/isbn/978-3-8484-5505-8

viernes, 8 de junio de 2012

Un caso de Arqueología Industrial


miércoles, 6 de junio de 2012

 

LIBROS:

por Andrew Graham-Yooll

Memorias Obreras
de La Liebig
         
          La era post industrial argentina se halla todavía en un intermedio indeciso.  Debatimos acerca de si hubo una etapa que aún se pueda reciclar a medida de las necesidades del país “emergente” o si definitivamente todo lo que se proyectó en los años treinta, cuarenta y cincuenta quedó en el pasado.  Hemos visto instancias del cine documental que tratan de conservar la memoria del Rastrojero Diesel, del avión Pulquí, de empresas textiles, de talleres ferroviarios y de algunas grandes fábricas que hoy apenas conservan indicios de sus manufacturas originales y para qué se usaron. 

          Por todo esto es importante registrar el relato histórico, la investigación académica y los esfuerzos personales, que buscan evitar que ese patrimonio que alguna vez tuvimos se pierda en un montón de escombros o se tape bajo el manto que impone la codicia inmobiliaria.  Es de celebrar la aparición, en Alemania, y con el sello de la Editorial Académica Española la nueva publicación de la arquitecta Adriana Ortea, Memorias Obreras de La Liebig, subtitulado Patrimonio Industrial Alimentario de la producción y el trabajo de la carne.  El tema de las grandes fábricas neo coloniales y la fuerza laboral que las hicieron posibles en las últimas décadas del siglo diecinueve y primera mitad del siglo veinte, han ocupado a importantes estudiosos como Mirta Lobato (Swift-Armour, de Berisso), Gastón Gori (La Forestal) y Santiago Senén González (historia del sindicalismo argentino), Mariela Ceva (Flandria), Olga Paterlini (pueblos del azúcar, en Tucumán), María Marta Lupano (fábricas y sus pueblos industriales), entre unos cuantos otros.  A estos, se agrega el segundo libro de la arquitecta Ortea (el primero fue Fotografía en Palabras – La Liebig de Martí, 2008), de nuevo en el tema de la industria de la carne y específicamente en la empresa británica Liebig, recordada por su “extracto de carne”.

* para compartir la nota: www.oficioperiodista.blogspot.com.ar

viernes, 1 de junio de 2012


 Memorias Obreras
de  La  Liebig

Patrimonio Industrial Alimentario de la producción y el trabajo de la carne


A cuatro años del libro Fotografía en Palabras - La Liebig de Martí; una nueva publicación de la arquitecta Adriana Ortea acaba de editarse en Alemania por la Editorial Académica Española.

                
Liebig’s Extract of Meat Co. Ltd. se instaló en Sudamérica, a fines del s. XIX, para producir alimentos a partir del recurso ganadero. Desarrolló sus fábricas de carne, dando origen a pueblos industriales, junto al río Uruguay y al Paraguay.
                 El libro es una revelación de la historia de La Compañía; el auge y fin de La Fábrica; el progreso y riesgo del Pueblo Industrial, la ilusión y abandono de los trabajadores; y la innovación y permanencia de los productos y marcas de los alimentos cárnicos: extracto Liebig, corned beef  Fray Bentos y caldos Oxo.            
             Memorias Obreras de La Liebig presenta el proyecto de rescate e investigación de las historias de los trabajadores, marcando con esta presencia la ausencia en los vacíos espacios fabriles. El interés por “sacar el polvo” del Registro de Obreros de Liebig, encierra una acción de resistencia y disenso frente a la desaparición de una sociedad de productores; donde lo producido no fue sólo un alimento sino un valor de identidad cultural, portador de pertenencia.
                La gestión del Patrimonio Industrial Alimentario de la producción y el trabajo de la carne propone un cuidado equilibrio entre olvido y memoria, donde: ¡La memoria no tiene más límites que los que queremos poner!

               A principios de noviembre de 2011, la Editorial Académica Española me propuso publicar la ponencia presentada en el II Encuentro Internacional de Patrimonio Industrial Agroalimentario organizado por el TICCIH, Comité Argentino para la Conservación del Patrimonio Industrial, en Córdoba en el año 2009; y, desde abril de 2012, aquí está: Memorias Obreras de La Liebig.