II Concurso de Archivos históricos de empresas - Iniciativa de Archivos - Fundación Williams y Fundación Bunge y Born.

martes, 30 de diciembre de 2008

Patrimonio robado


28 de diciembre de 2008                                - El DIARIO - Paraná - Entre Ríos -

Denuncian el saqueo de la histórica fábrica La Liebig
por Marcela Pautaso

Por su incalculable valor patrimonial, cultural, histórico y social, los pobladores de Pueblo Liebig, exigen a la provincia y a la Nación que se frene con una ley, el despojo que está sufriendo el ex frigorífico La Liebig.
"Salvar La Liebig de sus ruinas”. Con ese título comenzó a circular hace unos pocos meses una cadena de correos electrónicos, en la que se denunció el despojo del histórico frigorífico Liebig, en el departamento Colón.

Pueblo Liebig es una pequeña comarca cercana de la Colonia San José que se estructuró y forjó —como sucedió también con Santa Elena— en torno del frigorífico que, por su producción en los años de la segunda guerra mundial, se llegó a considerar como “la cocina más grande del mundo”. Una historia que comienza en 1863, con un modesto saladero, propiedad del empresario irlandés, Juan O’Connor, sobre el río Uruguay y a fines del siglo XIX, se convierte en Liebig’s Extract of Meat Company Limited, una importante industria cárnica de capitales ingleses. Para los pobladores de aquellos años como para los actuales, la fábrica se llamó y se seguirá llamando “La Liebig”.

SAQUEO. Por el rico patrimonio arquitectónico e histórico cuando se produce el cierre de la planta, los ex trabajadores se ocuparon de realizar tours por las instalaciones. Es que la curiosa estructura física y social con la que se forjó Pueblo Liebig, constituye un atractivo turístico sin igual, porque fue desde La Liebig, donde se planificó y edificó el poblado en todos sus aspectos. Pero del esplendor, de su rica historia, de sus valiosos objetos no sólo por lo económico sino por el invaluable valor cultural que tuvo y tiene, el frigorífico podría quedar en ruinas, según denunciaron los pobladores.
Desde hace unos meses, se está despojando la planta, lo que inquieta a los habitantes de Pueblo Liebig. “Deseamos llamar la atención por un verdadero atentado al patrimonio y al turismo cultural que se está procesando en este mismo momento”, dice uno de los mail en cadena que comenzó a circular por la web, escrito por la arquitecta Adriana Ortea. “Decidí difundir el laborioso trabajo de extracción del patrimonio en Pueblo Liebig, porque todos estamos perdiendo un pedazo de la historia social y económica de la producción alimentaria, del trabajo de la carne de Argentina y de la región binacional del Río Uruguay”, dice.

VALOR. “El patrimonio vale, pero no por su peso, sino por su significado histórico y por el derecho colectivo a la memoria y preservación de todo patrimonio cultural; histórico, arquitectónico y paisajístico”, enfatizó Ortea, al tiempo que recordó el artículo 26, de la nueva Constitución Provincial y artículo 41, Constitución Nacional.
“El patrimonio no tiene dueños, tiene depositarios; pero para que haya patrimonio, primero debemos conservarlo… los grandes empresarios, cada vecino y las autoridades públicas”, acotó.

En sus cartas electrónicas, la mujer explicó que su objetivo al hacer públicas las denuncias del despojo que se están produciendo en el frigorífico, es para lograr que se “declare el lugar un bien de interés histórico provincial”, que también deberá abarcar "el río, fábrica, pueblo y la memoria del trabajo”.“Se está depredando un pedazo de la historia industrial de la Argentina y de la región binacional del Río Uruguay y se está perdiendo el verdadero motor para un turismo cultural que puede dar vida nuevamente a Pueblo Liebig y uno de los elementos del patrimonio entrerriano capaz de convertirse en uno de los principales atractivos turístico-culturales de la provincia”, enfatizó Ortea en su mail.

DEFENSA. Por su parte, el poeta y periodista Jorge Martí hizo su aporte a la defensa de La Liebig. En su escrito reconoció que le cuesta hoy regresar al pueblo donde se crió, “porque ya no está… el trabajo, los amigos y poco va quedando de la fábrica”.“Liebig no es de nadie porque es de todos” y repudió “el desguace de la planta industrial o de lo que queda de ella. Es como si de a poco se cortara la memoria del pueblo”, aseguró. Como propuestas para evitar el despojo, Martí consideró necesario “permanecer unidos en un reclamo justo y enérgico, hasta obtener el reclamo mínimo de un amparo legal que permita a las generaciones futuras conocer y gozar del patrimonio que hicieron las manos de lejanos abuelos”.

* nota publicada en EL DIARIO, 28 de diciembre de 2008 - Paraná.

http://www.mnactec.cat/recull/pdf/2812_f6490.pdf 

domingo, 28 de diciembre de 2008

Las ruinas de mi identidad

22 de diciembre de 2008
Orgullo de un pueblo
Liebig, el pueblo INDUSTRIAL - foto aérea - década '70

Parte en broma, parte en serio, se decía: "En Fábrica Liebig lo único que desperdiciamos son los mugidos". A esto se llegó porque a la producción del extracto de carne, se le sumó la de "Corned Beef" o carne enlatada y posteriormente distintos productos y subproductos hasta llegar a aprovechar totalmente el cuero del animal. La independencia económica de la compañía respecto al puerto de Buenos Aires era casi total, ya que durante varias décadas los productos eran llevados directamente a Europa sin pasar por él.

Las instalaciones de Fábrica Colón eran completísimas: tres grandes muelles con guinches a vapor y eléctricos, una flota de cuatro remolcadores y seis chatas de carga, una red ferroviaria para zorras de tracción a sangre, enormes calderas y generadores de energía eléctrica que se renovaban a medida que la tecnología avanzaba; compresores para cámaras de frío, fábricas de hielo, latas y toneles; gasógenos y talleres mecánicos especializados; laboratorios de alimentos, equipos para incendios, dispensario, y todas las maquinarias más modernas de la época para procesar sus productos.
A partir de 1950 comenzó una lenta decadencia debido a diversos factores, hasta que la compañía fue vendida a la firma Vizental en 1980, y sus instalaciones desmanteladas.
La urbanización en torno a Fábrica Colón tiene un diseño particular: además del Sector Fábrica, la traza del pueblo esta formada por dos barrios claramente definidos y formalmente separados, llamado por los habitantes, El Pueblo y Los Chalets. Las viviendas de ambos sectores, construidas por la empresa, formaron un pintoresco poblado, en el que vivieron gratuitamente jefes, empleados y obreros con sus familias, o personal soltero. Con el tiempo fueron siendo dotadas de las instalaciones necesarias, atendidas por una intendencia de la empresa.

En El Pueblo se alojaban los obreros y los empleados administrativos de menor jerarquía. La gran mayoría de las viviendas consistían en casas apareadas de una planta, con un zaguán común cada dos casas. Esta tipología se va repitiendo y se agrupa de tres maneras: la Hilera, de 300 metros de largo; los Corralones (Grande y Chico) donde las casas se ordenan en torno a un patio central; y el barrio La Canaleta, formado por dos construcciones en paralelo, con cinco pares de casas cada una, cuyos patios traseros se enfrentan, formando una calle de servicio. En El Pueblo están contemplados los lugares Publicos: un centro comercial, la Iglesia, y el Club Liebig, que fue célebre en la zona por su salón de fiestas, cine-teatro y su equipo de fútbol.

Los Chalets, sector destinado al personal jerárquico y a los "ingleses" en general, ocupaba la parte más alta, con vistas al río. Sus construcciones tienen diversidad formal, aunque la mayoría sigue las líneas del clásico chalet colonial inglés. Los deportes tenían un lugar preponderante en este sector: el Lawn Tennis y el Golf Club Fábrica Colón. El barrio posee dos edificios emblemáticos: el Mess, un hostal donde se alojaba a los visitantes masculinos que viajaban por temas relacionados con la fábrica; y la lujosa Casa de Visitas, para visitantes importantes. Allí supo estar en 1925, el Príncipe de Gales.
El hecho de pertenecer a un pueblo de tan arraigada independencia y con tanta historia, que contó en su apogeo con instalaciones civiles, deportivas y laborales, además de servicios que otras ciudades mucho más grande apenas comenzaban a adquirir, ha inculcado en sus habitantes un orgullo casi fanático de su pueblo.

http://www.taringa.net/posts/info/1909781/Las-ruinas-de-mi-identidad_-_Update_.html


viernes, 12 de diciembre de 2008

impedir, detener o demorar el DESGÜACE del PATRIMONIO

jueves, 11 de diciembre de 2008                                   -  EL ENTRE RÍOS  - Colón -

Pueblo Liebig,
otra Itálica Famosa.
por Jorge Enrique Martí,
poeta y periodista.

        Se están llevando todo, cuenta la gente del pueblo. Y si nadie los detiene no va a quedar de pie ni la simbólica chimenea que todavía se erige con algo de melancolía.

Tomé el compromiso de ayudar en la irrenunciable tarea de impedir, detener, o al menos demorar el desgüace del patrimonio físico, histórico y cultural del establecimiento que fue en Pueblo Liebig durante un siglo, un emporio de la industria de la carne.
Me crié en el pueblo, porque mi padre trabajó allí. Y me cuesta regresar al pueblo, porque ya no está… el trabajo, los amigos y poco va quedando de la fábrica.
Liebig no es de nadie porque es de todos, habrá que argüir con legitimidad.

Sabemos que en nuestro país y en la provincia hay amparo constitucional para la propiedad privada, que tiene un profundo sentido social y que en el caso puntual de Liebig reúne valores culturales, históricos y tradicionales; hoy afectados por el desgüace de la planta industrial o de lo que queda de ella. Es como si de a poco se cortara la memoria del pueblo.

Y recordé los versos del poeta sevillano Francisco de Rioja, contemporáneo de Cervantes, dedicados a Itálica, la ciudad fundada por Escipión, el africano, en la Andalucía española 200 años A.C. Entre ladrones, pillos y desguazadores se perdió el rico patrimonio arquitectónico de aquella emblemática población. Y el poeta, al ver la dura realidad del despojo, escribió: “Esto, Fabio, ¡ay dolor! qué veis ahora, campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa”. Y dan ganas de cambiar el esdrújulo de Itálica por Fábrica, como era, con el aditamento de Colón, el viejo nombre del hoy Pueblo Liebig.
¿Y qué hay que hacer? ¿Cómo evitar el despojo? Por lo pronto, permanecer unidos en un reclamo justo y enérgico, hasta obtener el reclamo mínimo de un amparo legal que permita a las generaciones futuras conocer y gozar del patrimonio que hicieron las manos de lejanos abuelos. ¿Por qué no cumplir con la Ley de Juntas n° 7555 / 9480? Cuya  función es: reglamentar la edificación, de acuerdo a los usos y costumbres de la zona”, y dictaminar la “ordenanza necesaria aprobada por el Ministerio de Gobierno”.

La arquitecta Adriana Ortea, es una presencia aparecida en Pueblo Liebig, puesta a despertar las conciencias de los pobladores y también de quienes tienen responsabilidades institucionales. Desde noviembre junta datos, información, documentos y apoyo de personalidades y de entidades regionales, provinciales, nacionales e internacionales; con un sólo propósito: conseguir el amparo legislativo y la posterior creación de un museo industrial, como el existente en la uruguaya Fray Bentos, antecesora de nuestra Liebig.

Hay un pueblo renacido, que celebró con orgullo los 100 años de la Compañía, y del Club Liebig, de la Biblioteca Fábrica Colón y de la escuela n° 11 Hipólito Vieytes.
No nos quedemos en el silencio ni seamos cómplices inocentes de este desgüace, saqueo o despojo, como mejor se lo denomine, para que el patrimonio industrial de Fábrica Colón no se convierta en la Itálica entrerriana.

* nota publicada en El ENTRE RÍOS - jueves, 11 de diciembre de 2008 - Colón -

http://patrimoniouruguayense.blogspot.com.ar/2008/12/pueblo-liebig-otra-itlica-famosa.html

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Salvaguardar el patrimonio Liebig

lunes, 1 de diciembre de 2008 - El OBSERVADOR - Colón -









Es el mensaje transmitido desde el archivo marca Liebig y la arq. Adriana Ortea para alcanzar una declaración de protección patrimonial en Pueblo Liebig.

La venta del hierro en la fábrica movilizó a enviar correos electrónicos, desde el 14 de noviembre, a las autoridades provinciales y nacionales. Con la ayuda de René Boretto, director del Museo de la Revolución Industrial Fray Bentos y Eusebi Casanelles, presidente del TICCIH (Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial) las cartas llegaron hasta la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos (CNMMH).

El patrimonio vale, pero no por su peso, sino por su significado histórico y por el derecho colectivo a la memoria y preservación de todo patrimonio cultural; histórico, arquitectónico y paisajístico (art. 26, nueva Constitución Provincial y art. 41, Constitución Nacional) El patrimonio no tiene dueños, tiene depositarios; pero para que haya patrimonio, primero debemos conservarlo… los grandes empresarios, cada vecino y las autoridades públicas.

¿Cuál es el objetivo de la denuncia? Alcanzar una Declaración Provincial de protección patrimonial en el marco conceptual de Paisaje Cultural LIEBIG: río, fábrica, pueblo y la memoria del trabajo. (art 1, Convención de Patrimonio Mundial, UNESCO). Al mismo tiempo, frenar los “atentados demoledores” al patrimonio industrial de fábrica y pueblo, antes de salir a vender los escombros de nuestra Identidad del trabajo de la carne.


* nota publicada en EL OBSERVADOR, miércoles 3 de diciembre de 2008 - Colón.

martes, 2 de diciembre de 2008

Patrimonio Industrial en Peligro

1 de Diciembre de 2008.
Sr. Gobernador de la Provincia de Entre Ríos.
Dr. Sergio Daniel Urribarri.
De mi mayor consideración:
Varios miembros de TICCIH Argentina me han expresado su temor por el futuro de las históricas instalaciones de la ya desactivada planta frigorífica de la firma Liebig (hoy FRICOSA), en Pueblo Liebig, Departamento Colón, Provincia de Entre Ríos.
El motivo de ello son los rumores que indican que se estaría procediendo al desmantelamiento y venta progresiva de los contenidos de este patrimonio industrial de relevante valor arquitectónico e histórico.
Justamente TICCIH (Comité Inernacional para la Conservación del Patrimonio Industrial) va a empezar a realizar los inventarios de los sitios más relevantes del Patrimonio Industrial a nivel Internacional y en las discusiones previas ha salido el tema de los frigoríficos. El problema que se planteó era que no quedaban demasiados que pudieran dar un testimonio de esta actividad, que se desarrolló a partir del último tercio del s.XIX sustituyendo  los saladeros.  Actualmente sólo nos ha llegado la demanda de Fray Bentos en Uruguay con el fin que valoremos aquel emplazamiento, que también pertenecía a la firma  Liebig, como un posible candidato a ser considerado  patrimonio de la humanidad.
La importancia patrimonial de los frigoríficos a nivel internacional es debido a su implantación exclusiva en el cono sur de América, no existen en ningún país del Hemisferio Norte. Por ello  son lugares que a escala mundial son singulares y si se destruyen no quedará ningún testimonio de esta actividad comenzada hacia finales del s.XIX hasta la década de los ochenta del s.XX
Desde TICCIH opinamos que este patrimonio no se puede perder y que además es un signo de identidad de Argentina ya que  la carne argentina exportada congelada es conocida por todo el mundo. Preservar este sitio, representará para la población local la posibilidad de ejercer la memoria sobre un pasado, proyectándolo hacia el presente, y generando en ellos la sensación de inclusión y pertenencia a un patrón cultural regional rico y trascendente. Este testimonio es internacional ya que afecta también a la historia de otros países como los europeos pues sus habitantes comieron la carne en conserva durante muchos años y fue vital en época de guerra,
Aparte de estas consideraciones, este patrimonio también se ha de contemplar positivamente, pues gran parte de la preservación del patrimonio industrial se basa en el fomento del desarrollo económico y social local promoviendo la revaloración de lugares patrimoniales singulares que muy a menudo  son centros de atracción turística.  Yo mismo soy director de un red de museos de Cataluña compuesta por veinticinco centros que tiene un éxito aceptable y actualmente estamos desarrollando un programa de turismo industrial.
Es por ello que le solicito la revisión del estado del sitio mencionado, y la preservación del mismo como testimonio y emblema de la valiosísima historia social e industrial de la región, así como la prevención de su desmantelamiento y su posterior enriquecimiento como sitio de patrimonio cultural industrial de la región. Desde TICCIH le ofrecemos nuestra ayuda.
Sin otro particular y en espera de una favorable respuesta, le saluda con la mayor consideración.
Cordialmente,
Eusebi Casanelles
Presidente TICCIH (Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial)
Barcelona, España.
* carta publicada en diario PERFIL - correo de LECTORES - domingo, 21 de diciembre de 2008.